Con poca bulla, implantan corralito en Venezuela

Con poca bulla, implantan corralito en Venezuela

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Los gobiernos del “socialismo del siglo XXI” confrontan serias protestas populares. En Bolivia, el Comité Cívico Potosinista Comcipo realizó durante el mes de julio una marcha hasta La Paz en reclamo de un largo listado de promesas. El gobierno de Evo Morales dispuso fuerzas de choque policial para reprimir las protestas de quienes intentaban llegar al palacio presidencial. Si bien los activistas del Comcipo abandonaron la capital, la tensión en Potosí se mantiene mientras, curiosamente, Morales acusa al gobierno de Chile de estar promoviendo las protestas sociales en Bolivia.

El 02AGO15 arrancó una marcha indígena en la amazónica provincia ecuatoriana de Zamora Chinchipe que planea arribar a Quito el 13AGO15, el día para el cual está convocado un paro nacional en Ecuador.





El 16AGO15 está prevista una jornada de protesta nacional contra el gobierno de Dilma Rousseff. Grupos de activistas como “Movimento Brasil Livre”, “Vem Pra Rua” o “Revoltados Online”, organizan desde el mes de junio acciones de protesta en un centenar de ciudades para exigir el enjuiciamiento y destitución de Dilma Rousseff.

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El 10OCT14, el Banco Central de Venezuela abrió una licitación internacional para la fabricación de 2.500 millones de billetes. El papel moneda venezolano, al contrario de lo generalmente creído por la población, no suelen ser elaborados en Venezuela. Tradicionalmente el Banco Central cuenta con proveedores extranjeros que son reconocidas casas impresoras europeas, con altos estándares de calidad. Por lo tanto, desde la fecha cuando el gobierno decide una emisión de billetes hasta que efectivamente son puestos en circulación, transcurren meses o años. En octubre del 2014, cuando ya la tasa de cambio en el mercado paralelo (no oficial) alcanzaba los Bs.100 por dólar, el gobierno chavista se opuso nuevamente a la emisión de billetes de una denominación mayor al billete de Bs.100. Alegando razones de imagen política, la jerarquía del régimen rechazó la posibilidad de ordenar la emisión de notas de Bs.200 o Bs.500, para las cuales ya existían incluso los respectivos diseños gráficos.

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En un acto de absurdo sentido económico, la licitación del Banco Central de Venezuela de finales del año 2014, solicitaba la impresión de grandes lotes de billetes de bajísima denominación, incluso de Bs.2 que ya para esa fecha equivalían a sólo dos centavos de dólar. Según los cronogramas de entrega, durante el año 2016 todavía estarían llegando billetes de bajísima denominación a las arcas de la Casa de la Moneda. La devaluación de la moneda venezolana desde finales del año 2014 hace que, calculado a la tasa de cambio del mercado paralelo a inicios del mes de agosto de 2015, se requieran más de trescientos billetes de Bs.2 para adquirir un dólar.

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El gobierno venezolano, al terminar el mes de julio, completó siete meses sin informar sobre el índice de precios. Es decir, en Venezuela no existen datos oficiales sobre inflación. Las diversas estimaciones no oficiales señalan que, en todo caso, la inflación anualizada en Venezuela ya es de tres dígitos, con lo cual el valor del papel moneda se deteriora a diario. Los precios de platos y bebidas en algunos restaurantes de alta gama de Caracas ya son modificados varias veces durante cada jornada. Reconocidos economistas opositores se muestran aún reacios a calificar de “hiperinflación” la situación monetaria venezolana, pero la palabra (y el fenómeno) ya está en el ambiente.

Aparte de la creciente incertidumbre sobre la disponibilidad de productos de uso cotidiano sentida desde el 2012, los hábitos de consumo del venezolano se han trastocado en los últimos meses, además, por la explosión de los precios que corren junto a la tremenda devaluación y a la caída en la capacidad del gobierno para proveer divisas para importaciones. El gobierno monitorea u opera directamente todo el circuito económico, desde la importación de materia prima hasta la asignación de mercancía a cada supermercado. Actualmente adelanta una operación de compra masiva de productos básicos extranjeros que serían drenados en sus redes comerciales a medida que se aproxima la fecha de las elecciones legislativas del 06DIC15. Al desabastecimiento se suma ahora la inflación. Los consumidores dedican varias horas diarias no sólo para obtener un producto escaso sino para conseguirlo en su versión subsidiada. Los venezolanos están endeudándose de forma creciente, según los datos de uso de tarjetas de crédito, para realizar sus compras básicas en supermercados y se apuran a convertir los salarios en comida. En ese contexto, la decisión de Maduro tomada en octubre del 2014 de no imprimir billetes mayores de Bs.100, ahora comienza a cobrar sus consecuencias. El Informe Otálvora del 04OCT14 advertía que “una crisis por falta de papel moneda se vislumbra en Venezuela”. La crisis ya llegó. El gobierno Maduro está implementando un silencioso “corralito”, ordenando crecientes restricciones a la libre disponibilidad de los depósitos bancarios.

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El “corralito” venezolano comenzó a ser implementado desde el año 2014 en los estados Zulia y Táchira, ambos fronterizos con Colombia. Las entidades bancarias limitan el monto de los retiros de fondos que el público puede realizar en efectivo. Esos retiros, además, son realizables sólo en billetes de baja denominación ya que el gobierno comenzó a restringir la circulación de billetes de mayor denominación (Bs.100 y Bs.50) en las zonas de frontera, alegando que eran objeto de contrabando a Colombia.

En momentos cuando la población requiere más billetes para realizar sus compras el gobierno Maduro decidió actuar en contra vía, restringiendo la entrega de papel moneda a los bancos. El “corralito”, de hecho, ya fue instaurado a nivel nacional desde principios del mes de agosto. Los bancos comerciales redujeron a la mitad el monto diario que sus propios clientes pueden retirar de sus cajeros automáticos y sólo en esos ATM es posible obtener billetes de “alta denominación”. El billete de Bs.100 equivale el 06AGO15 a poco más de 14 centavos de dólar en el mercado paralelo.

Las colas de venezolanos para adquirir productos básicos ahora se reproducen frente a los ATM, los cuales no son alimentados durante los fines de semana.

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