14+5 razones para celebrar el 145 cumpleaños del Metropolitan Museum

14+5 razones para celebrar el 145 cumpleaños del Metropolitan Museum

Aunque podrían ser 145. O dos mil. El Museo estrella de Nueva York abrió sus puertas el 13 de abril de 1870 y aún recibe cada año más de seis millones de visitantes en su edificio majestuoso que preside la Milla de los Museos en la Quinta Avenida y donde alberga una colección que recorre todos los continentes desde la Prehistoria al presente. Por eso, recordamos 14+5 razones por las que hay que visitarlo cada vez que vuelves a la ciudad. Traveler.es

 

1. Sentarse en esas escaleras y comerse un perrito caliente mientras ves a la gente pasar. Casi tan interesante como lo que te espera dentro.





2. Su precio “recomendado”, 25 dólares para adultos, no es obligatorio. Cada visitante puede pagar lo que quiera o pueda. De cero a 25 dólares (o más). Cada uno lo que considere necesario para contribuir por que este Museo siga abierto otros 145 años.

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3. El templo de Dendur y la sala acristalada mirando a Central Park, una de las ampliaciones más celebradas, diseñada por Kevin Roche. Es una de las salas y obras que no hay que dejar de ver en cada visita al Museo. El templo se lo regaló Egipto a Estados Unidos en 1965 por su ayuda en la construcción de la presa de Asuán (como lo fue el de Debod en Madrid), y fue instalado en el Museo en 1978.

4. La reja de la catedral de Valladolid. Sí, en el amplio Hall Medieval, el centro del edificio actual, destaca esta reja de hierro y caliza, acabada en 1763, que fue un regalo al museo de la Fundación Hearst. El magnate de la comunicación, el Ciudadano Kane de Welles, era un apasionado de la arquitectura española y en su época de mayor gloria compró todo lo que pudo.

5. La fachada de un banco como entrada. El Metropolitan ha vivido muchas reformas y ampliaciones y aún hoy en sus galerías se pueden ver huellas de esas transformaciones. Una de ellas es la fachada neoclásica del Branch Bank rescatado de Wall Street en los años 20, y que durante un tiempo fue una de las entradas al Museo. Ahora da paso al Ala Americana y está metido en uno de los grandes patios cubiertos y acristalados.

6. El patio ajardinado chino o cómo entrar en un universo completamente distinto. Una reconstrucción con luz natural directa de un patio de la Dinastía Ming de Suzhou.


7. Un patio renacentista español
En concreto el del Castillo de Vélez Blanco en Almería, todo de mármol, con un balcón sueño de cualquier Romeo y Julieta. Viajó de Almería a París pieza a pieza y de ahí a Nueva York a la mansión de George Blumenthal, que luego se lo donó al Museo.

8. Unos cócteles al atardecer en el bar del rooftop. Abierto entre mayo y octubre, es una de las vistas más serenas y bonitas de Manhattan. Cada año hay una instalación artística distinta.

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9. Entrar en una villa colorista de Pompeya. En un dormitorio o cubiculum que perteneció a la villa de P. Fannius Synistor en Boscoreale y quedó enterrado bajo las cenizas del Vesubio.

10. Un viaje a la Edad Media. Pocos visitantes se atreven a combinar el edificio principal del Metropolitan con su segunda sede, Los Cloisters, situada en lo alto del Fort Tryon Park, en la punta más norte de la isla de Manhattan. Un rincón de paz lleno de tesoros medievales europeos, incluyendo claustros y ábsides enteros.

11. Entre flores con Van Gogh. Las salas de impresionistas y post-impresionistas del Metropolitan son, como en todos los museos del mundo, las más visitadas. Pero aquí, además, con razón. Por los Girasoles de Van Gogh, su Campo de trigo con Cipreses, sus Rosas, Irises… No le falta ni una flor.

12. El tour de los ‘Monuments Men’. Por desgracia su guía no es George Clooney. Ni Bill Murray. Pero el museo tiene en exposición 11 obras que recuperó aquel grupo de voluntarios en la II Guerra Mundial, retratados por Clooney en su (olvidable) película. Entre ellos, Mäda Primavesi, de Gustav Klimt; o El parc Monceu, de Monet.

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13. Bien de arte español. El Greco, Picasso, Velázquez, Goya… La colección de arte español del Metropolitan es una de sus joyas. Alguno de estos cuadros son siempre citados en las listas de visita obligada. Como el retrato de Manuel Osorio Manrique de Zuñiga que pintó Goya; o el de Gerturde Stein, de Picasso.

14. Ver Versalles mejor que en Versalles. En la vista panorámica y circular del palacio parisino pintada por John Vanderlyn. Un must-see.

15. Perderse entre esculturas. Literalmente. Es imposible no acabar dando vueltas en los patios de escultura romana y griega. ¿Y qué? Habrá pocos lugares más bonitos, sobre todo en días soleados.

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16. A la moda. El Costume Institute del Metropolitan tiene más de 35 mil vestidos en sus armarios. Una inmensa colección que saca a relucir en dos exposiciones anuales que son siempre una buena excusa para comprarse un billete a Nueva York. Este año estará dedicada a China. ¿La aspiración? También acudir a la gran Met Gala.

17. La colección online. Una grandísima parte de los fondos del Metropolitan ni siquiera están expuestos, pero en los últimos años el museo ha hecho un esfuerzo por digitalizarlos y ahora se pueden ver miles de obras en su página web. Una visita online no es mala idea para saciar un poco el wanderlust.

18. La nueva plaza o la competencia de las escaleras es toda la superficie que rodea a la fachada principal del Metropolitan y que fue inaugurada el pasado septiembre, con fuente,árboles, mesas, sillas y wifi gratis. En realidad, es sólo un ‘cómo hacemos esto aún más bonito y acogedor’, pero lo han logrado. La obra de 65 millones de dólares la ha pagado el empresario David H. Koch, de ahí que la plaza lleve su nombre.

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