El ver a celebridades bebidas resulta casi tan adictivo como el propio hecho de beber, y es porque solo en esas situaciones extremas descubrimos que son exactamente iguales a nosotros, lo mortales. Sangran cuando se cortan, lloran cuando sufren y se caen hacia los lados con irresistible comicidad cuando vacían el mueble bar.
Esta es una fotogalería que destila alegría, patetismo, ganas de esconderse y ganas de vivir, todo al mismo tiempo. ¡Atención! No continúe si está usted en un programa de rehabilitación. Los efectos pueden ser imprevisibles:
Una vez Madonna, adicta al control, perdió el control. Gracias a Dios estaba su (hoy ex) marido para guiarla hasta el hogar. Consejo número 1: si va usted a beber hasta perder el la cabeza, hágase acompañar de alguien de plena confianza que no vaya a dejarle tirado en la puerta del siguiente bar.
Brad Pitt adopta niños, dona dinero a causas benéficas, hace cine comprometido y lleva un corte de pelo perfecto incluso cuando se emborracha. Consejo número 2: si va usted a beber hasta perder el sentido, asegúrese de llevar a sus espaldas una serie de buenas acciones que le sirvan de contrarréplica ante sus amigos cuando estos le acusen de haber arruinado una boda.
Llegó como Grace Kelly y se fue como Courtney Love. La modelo Eva Herzigova no es la primera que se emociona con el Moët Chandon. Consejo número 3: siempre, siempre, siempre ocultate en la limusina.
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