Pedro Castro: “Chávez nuestro”, los enigmas del carisma y la agonía del régimen

Pedro Castro: “Chávez nuestro”, los enigmas del carisma y la agonía del régimen

thumbnailpedrocastroSiempre hemos sabido que la propaganda chavista es altamente eficiente, siempre se la ha comparado con la realizada por el genio de la propaganda Nazi que fue Joseph Goebbels. Frente a la incapacidad del régimen de darle respuestas a los problemas que ellos mismos van creando como el elefante en cristalería de una gestión que pretende construir el socialismo pero que no saben cómo; han usado siempre la propaganda de manera intensiva, no limitándose sólo a los mensajes sino también a los medios. Debe estar para el régimen la situación muy comprometida, la propaganda en fase de rendimiento decreciente, ya no rinde lo mismo, ya como que convence menos. Que se han atrevido a usar la consigna “Chávez nuestro” para ver si vuelven a remendar los lazos entre la cúpula y su menguada militancia, tal como lo reflejan las encuestas, que nos hablan del descontento popular -70%- o de la caída en vertical  -10%- del Presidente Maduro.

“Chávez nuestro” alude sin lugar a dudas a “Padre Nuestro” la oración más emblemática de la religión cristiana, de ahí la voz de indignada  protesta de los Obispos nacionales. El uso de la figura del Padre ha sido frecuente por dictadores que hicieron un uso impío del símbolo, v.g. Stalin en la URSS, era también el “padrecito”.

Qué implica esta operación del “Chávez nuestro”. En nuestra opinión se intenta levantar el carisma del ausente en provecho de quienes hoy detentan el poder en su nombre. Ya el propio “gigante” lo hizo conectando su figura a un ideal religioso, sólo que para ello se valió de un sincretismo tanto ideológico como religioso, de ahí que apelara sin distingo alguno a: Castro, Bolívar, Sandino, Marx o María Lionza y la santería, entre otros.





Esta nueva operación debe estar dictada por la situación apremiante que el deslave del gobierno sufre frente a propios y a opositores. Frente al fracaso de los intensos esfuerzos del régimen de transferirle el carisma de Chávez al hijo desposeído. Se apela a una irrespetuosa maniobra de identificación del “hiperuránico” con el Padre de la tradición católica mayoritaria en el país a ver si vuelven a levantar la nariz en las preferencias de los ciudadanos. Aun estando en desacuerdo con semejante maniobra hay que reconocerle al chavismo audacia y iniciativa de la cual la oposición viene careciendo últimamente.

Ahora bien, la posibilidad de que estas maniobras postreras para mantener el favor popular den resultados tiene que ver con los enigmas del carisma. El carisma es en verdad algo misterioso. El carisma no es una propiedad natural de un individuo, no se nace carismático, no es una atribución genéticamente contraída, así como tampoco se logra por efecto de una secreción del cuerpo. Pero se vuelve todavía más misteriosa porque tampoco se puede comprender por especiales condiciones del líder carismático. Es decir, hay líderes carismáticos, que no son especialmente inteligentes, grandes oradores, escritores excepcionales, de figura hercúlea, o de grandes hazañas guerreras y, sin embrago, logran una talla de liderazgo carismático extraordinaria, como por ejemplo Stalin. En descargo del Presidente Maduro, no tiene carisma no por sus limitaciones, también el “único” las tenía bastantes y notables.

Se me pudiera objetar que sólo he hecho alusión a los atributos del posible candidato a líder.  Pero qué decir de los pueblos de pertenencia, de su cultura. La respuesta que puedo ofrecer es acudir al ejemplo de Alemania, la tierra de J. W. Goethe, F Hölderlin, E. Kant, Hegel, F. W. J. Schelling, J. S. Bach, entre otros grandes genios y, empero, ahí en esa cuenca cultural nació el liderazgo carismático de Adolfo Hitler, un individuo que historiadores  y biógrafos lo han descrito como una mediocridad insigne. Es decir, que nuestro líder carismático, no tiene nada que ver con las carencias y limitaciones o ventajas culturales de los venezolanos.

El carisma tiene que ver con los enigmas del significante, obedece a lazos socio-simbólicos, que un determinado personaje adquiere de manera contingente como resultado de un evento histórico que logra conmover a una determinada sociedad y cuaja un plexo de significaciones, en donde el líder ejerce de centro de gravedad. Ese fue el caso de “Líder Supremo” con los eventos del 4 de febrero de 1992.

Es decir el enigmático carisma se adquiere en la contingencia histórica de la existencia de un individuo. Pero no es transferible por ningún procedimiento y tampoco es eterno se desgasta con el uso como cualquier significante. Se logra o no se logra, es una contingencia absoluta. Por eso el régimen ha fracasado en untar al Presidente Maduro con el carisma del Comandante. Lo que sí han hecho es aprovecharlo mientras el lazo carismático permaneció fresco, pero ya eso viene en declive. De ahí el “Chávez nuestro”.

Historiador y Economista profesor Titular Dr. Pedro Vicente Castro Guillen