Llegaron a Honduras 17 familias deportadas de EEUU

Llegaron a Honduras 17 familias deportadas de EEUU

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La historia de todos los días en el Centro de Atención al Migrante en San Pedro Sula tuvo participantes diferentes. Ayer llegó el primero de varios grupos compuestos por núcleos familiares retornados por intentar ingresar ilegales a Estados Unidos.

En total llegaron 21 menores desde 18 meses hasta 15 años en un avión del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de EUA (ICE). Ellos llegaron con sus madres que integran 17 unidades familiares compuestas por 17 mujeres, 12 niñas y 9 niños. Los pequeños hicieron el viaje desde El Paso, Texas, tras ser capturados por las autoridades de migración del país norteamericano en diferentes sectores de la frontera con México.





El avión en el que se transportaron y que compartieron con migrantes de Guatemala y El Salvador tocó suelo hondureño a la 1:45 pm, allí mismo fueron recibidos por los voluntarios del Centro del Migrante. Mientras sus madres realizaron el proceso de revisión correspondiente, los niños jugaron con rompecabezas y otras actividades de recreación.

A diferencia del recibimiento que se les da normalmente a los adultos retornados, los menores fueron atendidos con alimentación especial y los doctores presentes les hicieron chequeos médicos para conocer su estado de desnutrición.

Una comitiva del Gobierno encabezada por la primera dama, Ana de Hernández, les regaló una bolsa con víveres, camisas y un bono de L650, según relataron las mismas mujeres al salir del lugar. Otras organizaciones también los recibieron con alimentos y medicamentos.

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A Victoria Córdova y María Caballero el destino las juntó en el albergue de McAllen, Texas. Ellas hicieron su viaje de retorno juntas y aunque son de distintos departamentos de Honduras, tienen algo en común: son madres dispuestas a dar todo por sus hijos.

Ese sacrificio y el afán de darles un mejor porvenir las llevó a emprender la travesía hacia el país del norte guiadas por “coyotes”. Al igual que a muchos, les tocó pasar hambre, sed, frío y lo peor exponiendo sus vidas y las de sus hijos.

Lograron el cometido de pisar suelo norteamericano, pero en la frontera se entregaron a Migración. Según ellas, se fueron de Honduras motivadas por el rumor de que a las madres que llegaban con sus hijos les darían un permiso especial para estar en ese país. María alistó sus maletas en Petoa, Santa Bárbara, y empacó lo que pudo de Carlitos, su hijo de cuatro años. Lo que más ansiaban era ver a su esposo Mario Cardona que trabaja como constructor desde hace año y medio en Estados Unidos.

Victoria, en una colonia capitalina, también hacía lo mismo y se preparó con su pequeña Génesis de 9 años para empezar la travesía. Sus vivencias son las mismas y ayer cuando retornaron a Honduras sus rostros reflejaban impotencia, frustración y hasta malestar.

“No me vuelvo a ir”, decía María mientras observaba a su pequeño jugar con una bomba roja que le dieron en el recibimiento que les ofreció el Gobierno ayer.

Lo mismo repite Victoria cuando compra su pasaje para retornar a la capital “No me vuelvo a ir”. Ambas fueron llevadas con otras familias a la Central Metropolitana, de donde partieron a sus lugares cargando las bolsas de provisiones que les dieron.

María tuvo la suerte de que sus parientes llegaron a traerlas a la terminal; en cambio, Victoria compró su pasaje para volver a la capital. Las madres confían en que la primera dama cumpla con incluirlas en los programas sociales en los que les prometieron esas oportunidades que buscaban en Estados Unidos.

Con información de La Prensa