La ansiedad lleva nombre de mujer

La ansiedad lleva nombre de mujer

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Aparece sin darnos cuenta, nos desborda como espuma de cerveza, y lleva nombre femenino. ¿Qué es? La ansiedad. Nunca antes las mujeres hemos estado tan cargadas de responsabilidades como hoy. Nos entregamos a la familia, al trabajo y a otras actividades que comprometen nuestra pasión y poco tiempo queda para nosotras mismas. ¿Cuál es el resultado? La ansiedad nos desborda y se expresa en sus múltiples formas que van desde agriarnos el carácter hasta tumbarnos el pelo.

Situaciones estresantes





Nuestro cuerpo tiene previstas ciertas respuestas ante situaciones estresantes, como pueden ser las que nos causan miedo; y entre ellas están esa sensación de nerviosismo, salto en el estómago, taquicardia, manos y pies sudorosos, etc, que nos disparan la alerta en situaciones comprometedoras y que hemos experimentado todas alguna vez. Siempre que esos síntomas no se vayan de control, nos ayudarán a mantenernos concentradas y a afrontar los retos que tenemos por delante.

Sin embargo, a veces el sistema funciona mal. La ansiedad se presenta de manera desproporcionada y en ocasiones se desencadena sin motivo aparente. En estos casos, cuando aparece inadecuadamente o es tan intensa y duradera que interfiere con las actividades normales, debemos comenzar a mirarla como un trastorno.

Los trastornos por ansiedad son, en conjunto, la enfermedad psiquiátrica más frecuente. Se clasifican como de ansiedad generalizada, de pánico, fóbico, obsesivo-compulsivo y post-traumático.

Tipos de trastornos de ansiedad

Trastorno de ansiedad generalizada: Se trata de una tensión crónica aún cuando nada parece provocarla. Esta preocupación o nerviosismo excesivo es casi diario y se diagnostica como tal cuando tiene una duración mínima de seis meses.

Trastorno de pánico (o ataque de angustia): Se experimentan crisis recurrentes de angustia que surgen espontáneamente. Se trata de una ansiedad aguda y extrema en la que es frecuente que la persona siente que va a morir. Estos ataques repentinos de miedo intenso no tienen una causa directa. En ocasiones, los pacientes que sufren este trastorno desarrollan angustia a experimentar el próximo ataque, cuya ocurrencia no pueden prever, es la llamada ansiedad anticipatoria.

Trastorno fóbico: Tiene como rasgo esencial la presencia de un temor irracional y persistente ante un objeto específico, actividad o situación con la consecuente evitación del objeto temido. Por ejemplo, el miedo a volar, a los pájaros o a los espacios cerrados, a la oscuridad, etc.

Trastorno obsesivo-compulsivo: Se trata de pensamientos o acciones no voluntarios que el paciente no puede dejar de pensar o hacer para no generar ansiedad. En todo caso, el sujeto reconoce el carácter absurdo de sus pensamientos o acciones. Por ejemplo: lavarse las manos a cada rato, contar cosas, etc.

Trastorno por estrés post-traumático: Se presenta en casos que hay secuelas psicológicas desagradables tras el impacto de un trauma emocional, como en el caso de un accidente o violación. Se caracteriza por los recuerdos persistentes del suceso traumático, un estado emocional con exaltada vigilancia y la reducción general de interés por los sucesos cotidianos.

Ataque de pánico: Provocado por una ansiedad muy intensa se caracteriza por sensación de ahogo y opresión en la garganta, respiración dificultosa, sudoración, náuseas, temblores, taquicardia o palpitaciones. Las mujeres son de dos a tres veces más propensas que los hombres a los ataques de pánico.

Estos trastornos requieren ayuda especializada. En ocasiones bastan algunas sesiones de psicoterapia, pero en muchas se precisa de suplementos orales que ayuden a restablecer el balance bioquímico del cerebro que es la causa del mal funcionamiento nervioso.

Síntomas de la ansiedad femenina

Pero si bien estos tratamientos son a largo plazo, hay síntomas que merecen asistencia de inmediato, como son:

– Dolor aplastante en el pecho, especialmente con dificultad respiratoria, mareo o sudoración. Un ataque cardíaco puede causar sensación de ansiedad y en esos casos es mejor no perder tiempo.

– Pensamientos suicidas.

– Mareos o una inexplicable aceleración del ritmo respiratorio o los latidos cardíacos.

– La ansiedad interfiere con el trabajo o el funcionamiento en el hogar.

– Incapacidad para dilucidar por ti misma qué desencadena la ansiedad.

– Sensación repentina de pánico.

– Comportamientos extraños como repetir mecánicamente una acción una y otra vez, contar cosas o excesiva escrupulosidad.

Rosa Mañas/ Diario Femenino